En el mundo de la resolución de conflictos legales, 2 figuras clave son el intercesor y el letrado. Los dos distribuyen la misión de conseguir soluciones, pero su enfoque y función difieren de manera significativa.
El intermediario actúa como un mediador neutral, facilitando la comunicación y la negociación entre las partes en enfrentamiento. Su objetivo es llegar a un acuerdo mutuamente aceptable, sin tomar partido. La mediación se destaca por su capacidad para achicar la hostilidad y resolver disputas de manera eficiente.
Por otra parte, el abogado es un defensor legal que representa los intereses de su cliente en un conflicto. Con un profundo conocimiento de la ley, muestra razonamientos legales, mira documentos y lucha en los tribunales en el momento en que es necesario. Su enfoque es estratégico y orientado a proteger los derechos legales de su cliente.
La elección entre un intermediario y un letrado depende de la naturaleza del enfrentamiento y las necesidades de las partes involucradas. En el momento en que se busca una solución colaborativa y la comunicación es fundamental, la mediación puede ser la decisión correcta. Por otro lado, en situaciones de pleito complicadas, contar con un abogado experimentado es fundamental.
En resumen, tanto el mediador como el letrado desempeñan permisos cruciales en la resolución de enfrentamientos legales, cada uno de ellos con su propio enfoque. La decisión es dependiente de las circunstancias y objetivos específicos de cada situación legal.